domingo, 15 de abril de 2012

Sobre filosofía, liberación e identidad

Paola Fernanda Rodríguez Casasola

Investigación Documental II

Lic. En Educación musical

Maestra: Margarita Muñoz Rubio

Sobre filosofía, liberación e identidad

Reflexión entorno a las ideas de Leopoldo Zea y Guillermo Bonfil

Leopoldo Zea, en los primeros capítulos de Dependencia y liberación trata como tema central la historia y el contexto en el que se ha generado la filosofía latinoamericana.

Como una de las ideas más importantes encontramos que considera que a pesar de que exista una emancipación política en América Latina, en realidad no estamos del todo liberados, ya que aún se tiene una dependencia a nivel mental o cultural. ¿De qué manera? Al ser países colonizados, la población primigenia del lugar sufrió la imposición de una nueva cultura radicalmente distinta a la suya; cabe mencionar que ésta imposición fue violenta. Entonces, los pobladores del lugar necesariamente tuvieron que adoptar la nueva cultura, la cultura del grupo dominante, convirtiéndose ellos ahora en los dominados, sin opción de elegir. Este hecho trajo consigo el sincretismo, pero a pesar de eso se generó una gran pérdida de identidad.

El “nuevo hombre”, perteneciente a esta naciente sociedad, como lo que podemos observar si nos fijamos un poco en el periodo de la independencia de México (1810-1821) será un hombre que adopta la cultura europea, pero sin cuestionarla; tratará de asimilarla, sin ser él mismo europeo, y renegará de su pasado. Este hecho trae consigo, un vacío, ya que no se es europeo, y tampoco se pertenece a un grupo con cultura determinada, como los pueblos originarios. Se pretende ser algo que no es, negando el pasado, y aproximándose al futuro incierto.

Este hecho en filosofía ha generado que se viva entre dos abstracciones: la del pasado que no consideramos nuestro, y la del pasado que nos es extraño. Zea menciona que aunque han existido emancipadores mentales, que han adoptado el carácter crítico necesario, en realidad en muchas ocasiones no se ha logrado dicha emancipación porque se importan modelos que han servido a otras sociedades, en otros contextos distintos a los que se tienen en Latinoamérica. Entonces, se tendría que retomar sólo el carácter crítico para generar una nueva propuesta que responda a las necesidades de un grupo determinado tomando en cuenta todos los factores necesarios; ya que de lo contrario de nuevo se estaría adoptando algo ajeno a nosotros, tomando como modelo a otra cultura, queriendo parecernos a quienes han dominado y colonizado por mucho tiempo.

La adopción de la cultura europea, como “la cultura” es una de las características que comparten los países latinoamericanos, que a pesar de ser libres políticamente, en realidad siguen estando subordinados a Europa, sólo que ahora de manera mental.

Una forma de generar esta emancipación mental es construyendo una nueva identidad cultural, proceso sumamente complejo. Guillermo Bonfil, en Identidad nacional y patrimonio cultural: los conflictos ocultos y las convergencias posibles expone que en las definiciones de etnia, pueblo o nación, la cultura común se entiende como atributo necesario. El problema entonces es: ¿cómo definir a esta cultura común? Bonfil introduce la noción de matriz cultural, entendida como el sistema básico que ordena la percepción y la relación con el mundo, y que junto con las tradiciones, bienes materiales, territorio preciso, forma de gobierno, lengua, etc. conforma el patrimonio cultural de un grupo. Entonces la identidad sería la expresión social e ideológica de la pertenencia a un grupo, y a través de su reconocimiento se tendría acceso al patrimonio cultural que el grupo considera propio y exclusivo[1]

La problemática, tomando en cuenta lo que plantea Bonfil es que en varias ocasiones, la identidad es plural: no se tiene la misma en un grupo determinado, y menos en sociedades como las que conforman a América latina; la conformación de los Estados Nación no canceló las contradicciones que presentaban las sociedades coloniales. Nos encontramos entonces frente al choque de culturas, como mencionábamos cuando se hablaba de la independencia de México. Tan sólo en el territorio mexicano, recordemos que como Mesoamerica, tenemos un pasado completamente diverso, pasado en el que coexistían grupos sociales con identidades diferentes. Sumado a esto, encontramos la conformación de la sociedad colonial, en la que se trata de adoptar la cultura europea, más la que va surgiendo de la castas.

Por ello encontramos identidades en conflicto, ya que los Estados, para su mejor funcionamiento tratarán de generar una identidad general, homogénea, en la que las diferencias no pueden estar incluidas. En la búsqueda de esta nueva identidad, de lo oficial, lo legítimo, quedarán excluidos grandes sectores de la sociedad, de nuevo viviendo una situación de dependencia con respecto ahora a los Estados-nación. Es entonces que surge la “cultura nacional”, cultura que se ha impuesto a la población; modelo de cultura dominante que no considera las diferencias y legitima al Estado. Entonces, el asumir esta “identidad nacional” trae consigo necesariamente la renuncia a alguna identidad previa, como lo menciona Zea, trae el “vacío de lo que queremos ser, porque es la negación de lo que somos. dejamos de ser, nos nihilizamos para ser algo que no somos.”[2]

Creo que la pretensión de generar una identidad nacional como se ha tratado, sólo ha traído una mayor exclusión de los grupos sociales que no comparten características de esta identidad, grupos que aún existen y conservan su cultura pero que se ven obligados a negarla y olvidarla para poder insertarse en la sociedad del Estado, sociedad en la que supuestamente pueden tener acceso a un nivel de vida y condiciones “mejores”. Entonces me pregunto, ¿mejores con respecto a qué? ¿por mejor se puede entender al capitalismo, o al individualismo? Y después de insertarse, y adoptar esta cultura impuesta, en realidad ¿qué son?, ya han negado su pasado, pero, ¿realmente se identifican con esta nueva identidad?

Uno de los problemas que podemos observar a lo largo de la historia de la humanidad es que siempre hay una historia oficial, un sistema de creencias legítimo que es el que controla a las sociedades, y excluye a todo lo que pueda poner en juego el orden establecido, rechaza lo diferente sólo por serlo. Que siempre en la historia se encuentre esta situación, no quiere decir que deba de ser así. Yo creo en una sociedad incluyente, o como dice Bonfil, sería importante que “se afirmen las identidades plurales contenidas en las sociedades nacionales, con una exigencia mayor de control sobre su propio patrimonio cultural”[3]

Esta idea de crear una cultura diferente, con conocimiento y aceptación de la pluralidad, se relaciona con la propuesta que hace Zea con respecto a la búsqueda de una filosofía de la liberación en Latinoamérica , donde de igual manera, se trata de aceptar a la otredad cancelando la desigualdad, y desterrando el papel de colonizador-colonizado convirtiendo a todos sólo en hombres con iguales derechos.

La filosofía de la liberación, creo que es una gran propuesta, si aceptamos la liberación humano mundial, y no sólo la liberación de un grupo. Ya que de lo contrario se volvería a caer en el papel de dominante-dominado. Con respecto a esta situación de dominantes y dominados encontramos no sólo a sociedades latinoamericanas, sino también a culturas del medio oriente, de África y de distintos lugares en el mundo, y no sólo ahora, sino a lo largo de la historia. Entonces si pudiéramos encontrar la forma de cancelar estas situaciones, creo que se lograría algo completamente benéfico para la humanidad. La pregunta entonces es ¿cómo? Zea responde que una manera sería teniendo a una sociedad auténtica y creadora, consciente su opresión, que busca la manera de ser libre. Buscando una forma distinta, no la que hemos aprendido, encontrando una nueva forma de libertad, en la que “todo pueblo debe ser libre, y por serlo, capaz de reconocer la libertad de los otros por distintos o semejantes que estos parezcan”[4].

Considero que como idea, lo propuesto por Zea es hermoso, pero nos encontramos ante el problema que tienen muchas teorías: el paso de la teoría a la práctica. Por que creo, como decía Marx que no es suficiente que la filosofía trate de interpretar al mundo, sino hay que trasformarlo. La interrogante entones es ¿cómo trasformarlo?, en este caso concreto ¿cómo lograr la liberación?

Considero que Zea está en un plano de lo abstracto, de las ideas que son difíciles de aplicar ya en lo concreto de la vida. Y desafortunadamente tan sólo en nuestro país, lograr la liberación parece una tarea casi imposible, debido a diversos factores. Uno de ellos: el capitalismo. Sistema de producción dominante a nivel mundial, que ha traído consigo que se deshumanice a la humanidad; es decir, que se objetivice al sujeto. El considerar a los humanos como objetos que pueden ser reemplazados, trae consigo la pérdida de identidad y de valor de lo humano; situación que a mi parecer nos deja en un estado de individualidad, indiferencia, y desvalorización de lo que a mi parecer resulta lo más importante: la vida humana.

Otro factor (que se encuentra ligado al capitalismo) es la forma de gobierno. Un gobierno que teóricamente representa a las mayorías, al considerarse como democrático, pero que en realidad solo responde a los intereses de unos cuantos, justamente de la clase dominante, dejando de lado las necesidades del resto de la población. Y desafortunadamente pareciera que estamos en un momento en el que lo más importante es la acumulación de capital, situación que permea todos los ámbitos en los que se desarrolla el hombre.

Pero, ¿hasta donde esta necesidad es real? Creo que más bien es algo impuesto por la cultura imperante, que hemos aprendido y asimilado como nuestro, pero que no necesariamente es inmanente a nosotros .

A veces he pensado, que al estar en este estado de absoluta indiferencia, individualismo y objetivación de los sujetos, nos acercamos al Estado de naturaleza hobbesiano, en el que:

“[…] dos hombres que desean la misma cosa y en modo alguno pueden disfrutarla ambos, se vuelven enemigos, y en el camino que conduce al fin […] tratan de aniquilarse sojuzgarse uno a otro.” [5]

Situación que me parece un tanto terrible, ya que entonces ¿dónde queda la humanidad? ¿la ética?

Retomando el tema de la Filosofía de la liberación, y en específico a uno de sus exponentes, Enrique Dussel, cabe mencionar que estoy de acuerdo con lo que él plantea en su Ética de la liberación como una ética que debe en primera instancia respetar y preservar la vida. Por ello, cualquier acción que atente contra la vida humana, podría considerarse como en contra de la ética, y en el caso del capitalismo y los sistemas de gobierno actuales podemos encontrar este hecho.

En conclusión: tenemos por un lado a Leopoldo Zea que busca la liberación de Latinoamérica y del mundo a partir de una emancipación mental, emancipación que se conecta con las ideas planteadas por Guillermo Bonfil al afirmar que se debe generar una cultura incluyente, plural. El reto entonces es lograr esta liberación y esta nueva cultura incluyente. ¿Cómo lograrlo teniendo en cuenta factores como los mencionados? Considero que esta es la pregunta que deberíamos hacernos, y creo que primero se tendría que romper con todas estas ideas que la cultura dominante ha sembrado en nosotros, ideas que en momentos ni siquiera cuestionamos y asumimos como verdaderas sólo por el hecho de que así ha sido, sólo por el hecho de la costumbre, o porque es lo que todos afirman y defienden; yo me opongo, yo estoy de acuerdo con las ideas que afirman que la filosofía tiene que hacer conscientes a los sujetos de su enajenación, de su condición de explotados, de dominados; yo estoy de acuerdo con que la filosofía debe de servir para transformar la realidad, para cancelar en nuestras sociedades el subdesarrollo, la dominación, la pobreza, la dependencia, debe servir para darle dignidad a todos los hombres y mujeres, debe servir para construir una realidad más justa, en la que la igualdad y los demás derechos humanos se realicen en la vida de los sujetos y no sólo estén escritos en una Constitución, o en la Declaración de los Derechos Humanos; la filosofía debe de servir para darnos libertad.



[1] Cfr. Bonfil Guillermo, Identidad nacional y patrimonio cultural: los conflictos ocultos y las convergencias posibles, Obras escogida de Guillermo Bonfil, Tomo 4, Instituto Nacional Indigenista, México 1995. pp 398-399

[2] Zea Leopoldo, Dependencia y liberación, Bolea de México S.A. México. pp35

[3] Ibid. Bonfil pp.407

[4] Ibid. Zea, pp46

[5] En: Hobbes, Leviatán, cap. 13, p. 101

3 comentarios:

  1. Hola Pao, que bueno que subiste tu ensayo, me ha gustado mucho, sobre la reflexión acerca de la liberación humano-mundial y no sólo local. :D Luego lo platicamos con calma va?

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  2. hola! necesito ayuda, quiero subir un par de imágenes referentes al tema de los pueblos mágicos, cómo lo hago?

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  3. Ok, mira te vas a la parte superior derecha, das click en NUEVA ENTRADA, a continuación se abrirá un procesador de texto en la que se publicará tu entrada,hay una barra de herramientas como la de Word, te vas a un pequeño ícono donde hay un paisaje (si lo señalas con el cursor dice INSERTAR IMAGEN, le das click y se abrirá una ventana que dice SELECCIONAR UN ARCHIVO, das click en ELEGIR ARCHIVOS y se abre otra ventana que es el administrador de archivos, allí seleccionas la ubicación de tu archivo, das click en ABRIR, SE CIERRA LA VENTANITA, regresar al procesador de texto de la entrada del blog y cuando hayas terminado tu post (no sé si vas a agregar título o alguna descripción) le das click a PUBLICAR ENTRADA y listo. Si tienes más dudas escríbeme a gabriela_rosas@comunidad.unam.mx

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