Paola Fernanda Rodríguez Casasola
Breves reflexiones sobre ideas bartokianas y el pávido navido
Prefacio
Béla Bartók en Escritos sobre música popular expone claramente su postura con respecto a esta música, atribuyéndole gran importancia por todo lo que representa.
Después de haber revisado algunos de los artículos recopilados en el texto anteriormente mencionado, me surgieron un sin fin de preguntas como: ¿tienen estos artículos vigencia en el México del 2011? ¿qué de lo escrito por Bartók podemos aplicar en el quehacer musical actual? ¿habrá categorías que aún se puedan manejar? ¿hasta qué punto la realidad de la música popular como la concebía Bartók se ha modificado?, por mencionar algunas. Sería sumamente pretencioso asegurar que podré contestar éstas interrogantes en este trabajo, sin embargo presentaré una reflexión con base en algunas ideas de Bartók, y compartiré mi experiencia al tratar de recopilar unas canciones que se podrían considerar como música popular mexicana.
Reflexiones en torno a algunas ideas Bartokianas
Considero importante mencionar algunos conceptos que plantea Bartók:
La música popular está compuesta por dos géneros de material musical: la música culta popularesca (en otros términos la música popular ciudadana) y la música popular de las aldeas (la música campesina).
Podemos llamar música popular ciudadana o música culta popularesca a aquellas melodías de estructura más bien simple, compuestas por autores dilettantes, pertenecientes a la clase burguesa, y por ello, difundidas sobre todo en la clase burguesa[1].
Así que … debe considerarse como música campesina en sentido lato a todas aquellas melodías que están difundidas o que han estado difundidas en la clase campesina de un país y que constituyen expresiones instintivas de la sensibilidad musical de los campesinos[2].
Cabe mencionar que para Bartók el recopilar la música popular es sumamente importante ya que está en estrecha relación con la cosmovisión de cada sociedad, y ejemplifica las costumbres, ritos, y expresiones particulares de cierto grupo. Además, “la música popular era una manifestación colectiva, y no aún arte individual[3], por ello es necesario …recoger el material ligado a determinados momentos de la vida social campesina de manera más o menos evidente”.[4]
Una razón importante para la búsqueda de la música popular seria la búsqueda de la identidad como pueblo, asi que:
No hay duda de que el primer estímulo hacia el estudio de los cantos populares y, en general, de toda arte popular, coincide con el despertar del sentimiento de nacionalidad.
El descubrimiento de valores implícitos en la poesía y la música populares fue una notable contribución al desarrollo del orgullo nacional, aun porque, al no existir en el comienzo de estas investigaciones la posibilidad de estudios comparados, cada pueblo terminaba creyendo que tales tesoros eran su exclusivo y peculiar privilegio.[5] Pero …sería hasta absurdo pensar que cada pueblo, incluido el más pequeño de la Tierra, posee un material de cantos absolutamente primordial y originario.[6] Porque… entre las músicas populares se producía un incesante intercambio de melodías y se verificaba sin ininterrupción cruzamientos y reinjertos.[7]
Se ha expuesto parte de la postura de Bartók, esperando que el lector posea con estas breves citas un marco referencial para lo planteado posteriormente.
Con respecto a la clasificación de la música popular, considero que se ha quedado un poco atrás de acuerdo a la realidad que vivimos; ya que anteriormente se podía dividir y diferenciar claramente a la clase campesina de la burguesa, muchas veces con el simple hecho de saber el lugar en el que habitaban, Actualmente, no podría decir que todo la gente que habita en las grandes ciudades pertenecen a la clase burguesa (si es que aún se puede utilizar este término), debido a la creciente migración de gente del campo a la ciudad, y tampoco podría asegurar que todo la gente que vive en el campo posean características que planteaba Bartók, (como un grupo de tradiciones comunes) debido en gran parte a la globalización. Éstas diferencias tan marcadas que seguramente se pudieron encontrar en otro momento histórico actualmente se han desdibujado. Sin embargo, ésta clasificación de la música popular podría servirnos como punto de partida para una nueva clasificación.
La conceptualización de la música popular como expresión colectiva me parece sumamente importante, ya que es bien sabido que el arte en general representa gran parte de la cultura, creencias, tradiciones etc. de un grupo determinado; así que por medio de la música podemos encontrar una manera de comunicarnos con nuestro pasado, con nuestra historia y así quizás encontrar un poco de luz acerca de nuestro presente . Justamente, ésta búsqueda de identidad por medio de la música es lo que ha llamado más mi atención, porque pareciera que se busca algo único, que no pertenezca a ninguna otra nación, o grupo; sin embargo esto es realmente complicado ya que la música ha viajado por el mundo a lo largo de la historia; se puede reconocer como expresión propia de una región determinada, pero sobre todo como expresión humana, perteneciente a todos, ya que considero que el “etiquetar” a la música como perteneciente a sólo unos cuantos es quitarle su valor como expresión, sería como cortar las alas de un ave que apenas emprende camino por un cielo despejado. Ya mencionaba Bartók, que “¡debemos decir que donde empieza la política acaban el arte y la ciencia, y cesan el derecho y la comprensión¡”[8]
La creciente necesidad del ser humano por un reconocimiento meramente individual, es lo que podemos encontrar en autores posmodernos como “hiperindividualismo” (Lipovetsky), característica innegable de las sociedades actuales. Vivimos en una etapa de globalización absoluta, en la que los medios masivos de comunicación (radio, t.v., Internet, redes sociales, etc.) moldean, o generan un modelo que en general los individuos estamos dispuestos a seguir sin siquiera cuestionarnos; se generan estereotipos que afectan y permean la construcción cultural de las sociedades, afirmando el individualismo, el hedonismo, y la total falta de interés por el otro.
En tiempos de Bartók, él menciona las discusiones que se generaban por reconocer cierta música como perteneciente a una nación, (como patrimonio nacional), pero me cuestiono si esto seguirá pasando actualmente, o más bien se generarían discusiones en torno a quién fue el investigador que encontró cierto tesoro musical, o quién supuestamente es el autor de dicha música; dándole mayor importancia al sujeto en sí, y restándole trascendencia al grupo social al que pertenece. (Curiosamente, pareciera que hemos olvidado que el ser humano es un ser social por naturaleza, que se reafirma por la existencia del otro).
EL Pavido Navido
Un sábado por la mañana, salí con un grupo de amigos a visitar el convento de Acolman, ubicado en el Estado de México. Para llegar ahí, llegamos a la estación Indios Verdes de la línea 3 del Metro de la Ciudad de México, y posteriormente abordamos un camión que nos llevaría a nuestro destino. Íbamos con la esperanza de encontrar alguna música popular que pudiéramos grabar. Tuvimos la fortuna de que se subieran a cantar al camión dos jóvenes de Hidalgo, (una joven con violín, y un joven con una vihuela), inmediatamente comenzamos a grabar, y al final preguntamos qué tipo de música era. Ellos contestaron que eran Huapangos hidalguenses, y desaparecieron a mitad del camino. Realmente fue solo un golpe de suerte, pero estas grabaciones me han hecho cuestionarme demasiadas cosas.
Primero, sería importante mencionar que recopilamos tres huepangos o sones huastecos, (que es el nombre más usual para llamar a esta música): Las tres huastecas, El querreque, y El pávido návido.
En el presente trabajo sólo me ocuaparé del último; así que sugiero al lector revisar los Anexos que se encuentra al final, ya que ahí encontrará información útil.
El pávido návido es un son que no entraría en la clasificación que nos proporcionaron los músicos, más bien podía decirse que pertenece a un género conocido como Huapango o Jarabeado Nuevoleonés (para más información, consulte el Anexo 1.
Lo que me atrapó de este pieza, además de la letra picaresca (para leerla, puede revisar el Anexo 2) es que en la grabación que obtuvimos, se escucha una canción a dos voces, con acompañamiento de vihuela y violín haciendo melodía en momentos determinados; y al momento de buscar información en Internet acerca de esta canción, encontramos que también existe la grabación con Valentín Elizalde, músico mexicano que pertenecía a la tradición de la tambora o banda sinaloense.
Evidentemente la instrumentación, y el carácter de la misma pieza en las dos versiones que conozco es sumamente diferente, sin embargo no podría decir si alguna es mejor que otra porque poseen características distintas.
Además de esto, encontré que el estilo de Huapango o Jarabeado Nuevoleonés, entra dentro del repertorio que los bailarines de danza folklórica mexicana interpretan y aprenden; así que podría afirmar que tiene gran importancia ya que ha entrado dentro de esta institucionalización que se hace de la danza folklórica, que aunque no esté del todo de acuerdo, sé que es una de las maneras en las que se puede preservar la danza tradicional.
Entonces tenemos tres versiones: la que ofrecieron los músicos al estilo de huapango, la que se utiliza para el montaje de coreografías por bailarines de folklore, y la que ofrece Valentín Elizalde con banda sinaloense.
Mi hipótesis es que primero fue una pieza que podemos identificar como perteneciente al Huapango o Jarabeado Nuevoleonés, género que entraría en la categoría de música popular campesina de Bartók, supongo que después obtuvo gran éxito y fue acogida por otros músicos y bailarines.
La pregunta sería: la versión de Valentín Elizalde, ¿qué tipo de música es?, ¿entra dentro de las categorías que Bartók ha plantedo? Nos encontramos frente a una cuestión que él ya había encontrado tiempo atrás, y es el reinjerto. Se tiene una música popular campesina, y se convierte en otra cosa, se le hacen algunas variaciones; se crea una nueva versión, pero en esencia sigue siendo la misma música.
Sin emitir algún juicio estético, creo que la virtud de la versión de Valentín Elizalde es que es música viva, que se escucha y se baila en la cotidianeidad de muchas personas. Es música que seguramente es común a cierto grupo, y casi podría asegurar que es parte de festividades, ya que revisando videos en youtube, encontré que esta música se baila comúnmente en estados del Norte de México, ví jóvenes de preparatoria, y gente en fiestas como bodas y XV años.
Quizás no tenga la función social primera, o las características propias del estilo original, pero considero que ya adquirió una nueva función y características musicales que seguramente muchas personas reconocen como parte de la música “bonita”, que gustan de escuchar; por lo tanto tiene un gran valor.
Me gustaría haber encontrado algunas grabaciones del estilo de huapango nuevoleonés, pero no lo logré, así que solo me quedo con la versión que nos ofrecieron dos músicos una mañana.
Creo que este fenómeno que encontramos con esta pieza, es propio de la música en general, ya que la música trasciende fronteras políticas, ideológicas, económicas, sociales… Y no encuentro el lado negativo de que se use un motivo musical para la reinterpretación, adaptación, variación o cambio alguno, ya que las expresiones musicales son algo vivo, inacabado, cambiante.
Lo que podría preocuparme con respecto a estas reflexiones sería la manera en la que el lector interprete estas palabras. Quizás habrá quien, después de escuchar El pávido navido con la interpretación de Valentín Elizalde, pensará: ¡esto no es música! ¡sólo son acordes sencillos con letra poco inteligente! ¡esta música carece de valor, música la de Bach¡ Y entonces a quién pudiera estar pensando esto, le respondo: Observa más allá de lo que tu vista nublada puede ver, la música no solo tiene valor por estar construida con base en patrones occidentales que nos ha impuesto la cultura y nuestra propia realidad de país conquistado, deja al lado el eurocentrismo[9] y visualízate como un individuo latinoamericano, específicamente mexicano. Mira a tu alrededor y observa lo que pasa en tu país, ¿quién eres? ¿a qué perteneces? Date cuenta de tu realidad, reconoce a los otros y así emprende la búsqueda por algo mucho más trascendente: tu identidad y tu existencia.
Bibliografía:
-Bartók Béla, Escritos sobre música popular, Siglo Veintiuno Editores, México, D.F. 2010.
-Vargas Lozano Gabriel, Esbozo histórico de la filosofía en México (siglo XX) y otros ensayos, Ideas mexicanas, CONSEJO PARA LA CULTURA Y LAS ARTES DE NUEVO LEÓN, Facultade de Filosofía y Letras de la UANL, México 2005.
-http://www.folklorico.com/bailes/nuevo-leon/huapangos.html
[1] Bartók Béla, Escritos sobre música popular, Siglo Veintiuno Editores, México, D.F. 2010. Pp 66.
[2] Idem, pp 67.
[3] Idem pp. 44.
[4] Idem pp. 52.
[5] Idem pp. 76
[6] Idem pp. 77.
[7] Idem pp. 83
[8] Idem pp.77
[9] El “eurocentrismo” es una ideología que pretende medir todo el pensamiento filosófico mundial, a partir de las características de desarrollo de la filosofía en algunos países europeos y por tanto, implica una descalificación no solo de los pensamientos filosóficos que logran expresión en países de África, Asia o América Latina sino también el obscurecimiento de épocas brillantes como la del mundo árabe durante la Edad Media. El eurocentrismo es una ideología culturalista que ha sido sostenida por los países colonialistas para dominar mejor a pueblos enteros. El fenómeno no atañe solo a la filosofía sino a todos los sectores de la cultura, e inclusive a la psicología de sus habitantes. Se trata de un dominio ideológico que se agrega al económico, político y militar. La relación inferior-superior es asumida como “normal” o “lógica” por los colonizados.
En: Vargas Lozano Gabriel, Esbozo histórico de la filosofía en México (siglo XX) y otros ensayos, Ideas mexicanas, CONSEJO PARA LA CULTURA Y LAS ARTES DE NUEVO LEÓN, Facultade de Filosofía y Letras de la UANL, México 2005. Pp 29
Anexos
Anexo 1
Nuevo León
El Huapango o Jarabeado Nuevoleonés
Jesús Daniel Andrade González, q.e.p.d.
Exposición y Ponencia
XVI Congreso del I.I.D.D.M
En el estado de nuevo León y dentro de los bailes populares que llamamos tradicionales, tenemos el Ritmo de Huapango nuevoleonés, llamado en algunas partes también Zapateado repiqueteado o jarabeado nuevoleonés, por la característica del ritmo antes nombrado, por el estilo y sobre todo, por las pisadas que tiene este bailable.
Este ritmo musical proviene como es natural, de las regiones llamadas "Huastecas".
Dentro de lo que manipulamos los folkloristas, tenemos que existen una serie de Estados, que según conciencia de cada una de las entidades federativas, afirman existen cinco huastecas, contenidas en una enorme y amplia región fisica y geográfica, y por nombrarlas diremos que son: La Poblana, La Hidalguense, La Veracruzana, La de San Luis Potosí y La Tamaulipeca. Sin embargo, por el (quizá) celo profesional y por el antecedente étnico, o nadie sabe por qué, se han compuesto ciertos sones y canciones donde se nombra muy frecuentemente a "Las Tres Huastecas", o sea: La Hidalguense, La Veracruzana y la Tamaulipeca. Para culminar, se me ha informado que recientemente, Querétaro se está haciendo presente como la sexta huasteca.
En casi todas las regiones veremos ciertos lazos dancísticos, musicales, rítmicos, pisadas, rutinas, estilo con variantes según la región, como en el caso de Puebla. Sin embargo, debemos estar concientes que en el aspecto musical no se pudo impedir que se diseminaran a través de la República: sones, jarabes, zapateados, ritmos, etc., llegando a una exposición y miscelánea esplendorosa durante los principios del siglo y su culminación en la gestación y desarrollo de la Revolución Mexicana, primera y segunda década del siglo presente.
Debido a lo antes expuesto, puedo afirmar categóricamente que a pesar de no pertenecer racial o étnicamente a la región huasteca, el ritmo de huapango, penetró en el estado de Nuevo León (por su posición geográfica) por entre dos amplias áreas de lo que políticamente son los Estados de Tamaulipas y San Luis Potosí. Por el área de Tamaulipas, a través de los municipios de Mier y Noriega, Gral. Zaragoza, Aramberri, Iturbide y Linares. Por el área de San Luis Potosí, a través de los municipios de Galeana, Dr. Arroyo y Mier y Noriega. Hizo impacto en la sencilla gente lugareña, la cual le imprimió un carácter y estilo singular, mucho muy diferente de lo que podemos oir, ver y bailar acerca de las huastecas anteriormente enunciadas, ya que el huapango de Nuevo León o jarabeado, es musical y dancísticamente diferente en interpretación, ya que su asimilación, adaptación, instrumentación y creación regional es característico de la entidad (Nuevo León).
Musicalmente hay cierta característica que el ritmo de huapango nuevoleonés, defiere del huasteco y es aquí que se interpreta con aire o ritmo binario; armónicamente el bajo sexto tiene una amplia gama de contrapunto singular que adornan a la melodía o melódica repiqueteante del acordeón de botones (o en su fase antigua, el violín norteño), en el caso del violín, hay mucha diferencia con el violín llamado "violín huapanguero" de la huasteca, ya que el norteño de Nuevo León no tiene el juego de articulaciones, y picados, stacato, ni el chicoteo, además el bajo contínuo (musicalmente se dice) de contrabajo o "tololoche" acaba de redondear lo característico de la entidad nuevoleonesa. En la melódica cantada (aunque son escasos los huapangos cantados en Nuevo León), no tiene, ni usan, el falsete huasteco, ya que cambiaron el sentimiento característico y se regionalizó.
Regularmente el ranchero de Nuevo León en los bailes pedía al conjunto regional un jarabito o jarabeado o un zapateado repiqueteado, y era cuando los músicos ejecutaban este ritmo, imprimiéndole su carácter (como ya se anuncio), su idiosincrasia y su sentimiento; adquiriendo como ya se anunció, una personalidad musical propia de esta región (sin ser copia del lugar de procedencia), caracterizando, como ya dije, su forma regional. De entre muchos huapangos (ya que Nuevo León tiene un amplio repertorio) que existieron y existen, podemos nombrar a;
"De Marín a Zuazua" (violín, guitarra y mandolinas).
"Ruperta" (acordeón de botones, bajo sexto y contrabajo).
"El Terremoto" (acordeón y bajo sexto).
"El Pipero" (acordeón y bajo sexto).
"
El Huarache" (acordeón, bajo sexto y contrabajo).
"Pavido Navido" (acordeón, bajo sexto y contrabajo).
"El Relojito" (acordeón y bajo sexto).
"El Lucero" (acordeón, bajo sexto, contrabajo y saxofón).
"El Mezquitón" (acordeón, bajo sexto, contrabajo y saxofón).
Los primeros ejemplos surgieron en el transcurso del inicio del siglo.
"El Pavido Navido", con una formación literaria picaresca e insinuante y los últimos son probablemente recientes, digamos de tres décadas a la actualidad y hasta podemos enunciar a los autores y ejecutantes.
Autores: R. Sáenz, Cruz Gonzáles de la Garza, Adolfo García, Juan López, E.S. Longoria, C. Ibarra, Tony de la Rosa, Rafael Silva (El Canario), Rogelio Gutiérrez y Antonio Tanguma. Ejecutantes: R. Sáenz, Juan López, Tony de la Rosa, Rogelio Gutiérrez, Antonio Tanguma, Rafael Silva (El Canario) y otros.
Esta exposición incluye algunos huapangos de Nuevo León que bailamos, pero existe una amplia y gran variedad de piezas musicales (ya que Nuevo León es de los estados norteños más ricos en este ritmo regional).
En el aspecto de rutina, pasos o pisadas, podemos decir que tenemos una amplia variedad, pero por desgracia, anteriores a nosotros, no había gente ni entidad que hubiera recopilado este acervo, así que exponemos lo que hemos podido recopilar decorosamente de lo perdido por el tiempo y las circunstancias.
Así, encontramos pisadas con toda la planta, punteadas, deslizadas, pespunteadas, algunos jarabeados, quebrados, vueltas con el pie al aire, etc., y sobre todo, un paso que hemos asignado con el nombre de "Trote, por semejarse este ruido percutivo característico, al igual que los quebrados marcados, pies cruzados, jalones, golpes sincopados, alternando con fuertes vueltas con pie al aire y "valvenes" (característico de Nuevo León).
Al Hablar del estilo, podemos decir que el hombre algunas veces (muy escasas, por cierto), tomará lateralmente de la cintura a la mujer y hará movimientos del torso hacia adelante y atrás con ligueros quebramientos de cadera (característica del norteño de Nuevo León), pero regularmente, estos bailes son sueltos (a diferencia del shotís, polka y redova, en los cuales, el varón y la dama siempre están de pareja), aunque en algunas ocasiones, al dar vuelta en lo que se llama paseo, se engarzan de los brazos, giran y se miran entre si y se quiebran ligeramente el torso hacia atrás, pero sigo afirmando que son bailes sueltos.
La dama levanta su falda recargando ligeramente sus manos frucidas a sus caderas y hace leve o ligero movimiento natural con sus manos y falda. El varón se agarra el cinto cerca de su cadera, su posición es siempre vertical y altiva que rompe con los vaivenes combinados con las vueltas; tenemos además que sin mover el torso en algunos pasos o rutinas se bota (por decirlo haci), y quiebran la cadera con firme acentuación ("cadera caída"), hay también la característica que por las pisadas fuertes, se levantaba la tierra o el polvo (levantar polvoreada), al soltar la tierra pisonada y regada del solar en donde bailaban. El varón entonces llevava con "galanura" su sombrero en su antebrazo y en un determinado momento inclinaba su cuerpo y soplaba el polvo o la tierra. Por último, en algunas ocasiones (ya que se prestaba el baile para lucimiento y reto), la mujer retaba al varón gritando; "Aqui hay gallina...en donde está el gallo?", es muy factible que estas expresiones venidas de fuera, se aclimataran dentro del populacho.
En la ejecución de los bailadores, podría decirse que era por pareja individual y libre, acostumbrando (como en muchas partes de la república), colocarse frente a frente con los naturales cruces, se rompe esta sequencia alternando lo zapateado, como pregunta y contestación, o en su defecto..."Como decían, cada quien para su santo"...Podemos afirmar que no hay coreografía tradicional que nos haya llegado, por lo que podemos decir que era o es una improvisación espontánea de dos ejecucantes que remataban en un zapateado común al finalizar (por sentimiento).
Actualmente, y por decir, en el intervalo o lapso de aproximadamente 35 años o más, mis alumnos, ejecutantes y allegados en el aspecto de espectáculo folklórico, han utilizado el planteamiento creativo coreográfico que he hecho en el transcurso de los años de investigación, recopilación y enseñanza.
El vestuario (como es natural) sería el propio del lugar municipal y sobre todo, la sencillez lugareña, así nombramos la vestimenta de uso diario, y la que se acostumbra usar en domingo o días festivos solía guardarse cuidadosamente en las "castañas".
En la mujer, el vestido era según el municipio donde vivía, pero en general, se componía de dos piezas; falda y blusa, o una especie de chaquetín y falda. Confeccionado de nansú, percial, tafeta, casimir, gabardina o un percal que llamaban "fondo negro con florecitas". Su immprescindible chalina, pleé o fichou, peinetas y pulseras de goma o quincalla. Zapato fuerte o ranchero, o botín de corte federica de botones, o el de tipo abuelita de glassé o el zapato de cinta tipo español.
En el caso del varón, su principal orgullo era usar su "texana" (sombrero de fieltro fino), cuera o chaqueta, pantalon de dril o casimir de colores caki, gris o café, botín ranchero (de punta redondeada) o bota labrada con puntera y talón de plata cincelada, su camisa blanca de botones de concha o tarugos, corte ranchero de bata, la cual podía ser también de dril en dos colores o a cuadros, su imprescindible paliacate o mascada fina anudada al cuello para protegerse del sudor, portaba con orgullo su "cuera" de gamuza, gamucina o carnaza, de largos y angostos flecos, por la influencia de las incursiones "apaches" y como un adorno singular, ancho cinto con hebilla o gran hebilla cincelada de plata, acero y cobre o plata y oro; aparte de la "texana" de fieltro se usó la "guaripa" de lona engomada o barnizada, y por la región de Galeana y Linares se acostumbró un sombrero que lo surtían de San Luis Potosí a principio del siglo, que le decían de "tule", y usaban un pantalón semejante al caporal con una aletilla y una camisa semejante al tipo filipina con alforza y tarugo, botín fuerte ranchero.
***
Este articulo fue escrito por el Profesor Jesús Daniel Andrade González como ponencia para el XVI congreso del Instituto de Investigación y Difución de La Danza Mexicana, y siendo el lo que considero Patrimonio Nacional de nuestra Patria Mexicana, Pues fue unos de los pioneros del folklore Mexicano. El Profesor Andrade fallecio el 14 de noviembre de 1991
S. David Rojas Briviesca
Director
Instituto Cultural "Raices Mexicanas"[1]
Anexo 2
El pávido navido
Ya se reventó el columpio,
donde ella se columpiaba,
ya se le acabaron los gustos,
a la joven que yo amaba...
Bienvenivido el pavido navido,
donde esta su esposa navida,
componiéndose el vestivido,
arreglándose el peinavido,
las hijas del pavido navido,
por donde churumbe...
El que anda de enamorado,
y no tiene en que gastar,
que le echen un balde de agua,
como un perro a remojar...
Bienvenivido el pavido navido,
donde esta su esposa navida,
componiéndose el vestivido,
arreglándose el peinavido,
las hijas del pavido navido,
por donde churumbe...
El que quiera ser mi amigo,
tres cosas debe tener,
buena silla, buen caballo,
buenas piernas para correr...
Bienvenivido el pavido navido,
donde esta su esposa navida,
componiéndose el vestivido,
arreglándose el peinavido,
las hijas del pavido navido,
por donde churumbe...
Ya me voy para guasave,
a ver a las guasaveñas,
haber si bailar las puedo,
o me ataco hasta las greñas...
Bienvenivido el pavido navido,
donde esta su esposa navida,
componiéndose el vestivido,
arreglándose el peinavido,
las hijas del pavido navido,
por donde churumbe...
Anexo 3
Algunos links donde se puede apreciar El pávido navido:
Música
http://www.youtube.com/watch?v=J5UPvUaG49A&feature=related
http://www.youtube.com/watch?v=jCq5ZzOEVkg&feature=related
Danza